¿La hora de ir a dormir de tus hijos es el momento más dramático de la jornada? Es habitual que los niños intenten retrasar todo lo que esté en sus manos la hora de irse a la cama, o incluso que ese sea su momento más temido del día.
Ya sea por que a los peques se les termina el último momento de juego del día, porque no están cansados o por los habituales miedos nocturnos, este suele ser un momento del día que termina convirtiéndose en una lucha sistemática.
Sin embargo, existen diversos trucos que los padres pueden emplear para ayudar a sus hijos a dormir por las noches. Y algunos de ellos son más sencillos de lo que tendemos a creer.
Hay que mantener un horario
Es importante que tanto la hora de acostarse como de levantarse se mantengan para que el cuerpo de nuestros hijos memorice las rutinas. En cuanto las rutinas estén establecidas será más fácil que ellos puedan conciliar el sueño en el momento de irse a la cama. Si somos constantes y conseguimos adaptar a nuestro día a día el horario de sueño de nuestros hijos conseguiremos dar uno de los pasos más importantes de cara a mejorar su descanso.
Las horas de sueño de los niños son de vital importancia para su crecimiento y desarrollo y variarán según su edad. Es importante tenerlas en cuenta en estas rutinas, y adaptar los horarios a cada etapa de su crecimiento.
Nada de azúcar antes de acostarse
La alimentación es clave para la calidad del sueño de cualquiera de nosotros, y muy especialmente para la de nuestros hijos. Es especialmente importante tener en cuenta que el efecto de algunos alimentos es más alto en los niños, por eso es aconsejable rebajar los alimentos azucarados por la tarde y evitar la cafeína pasada la hora de comer.
Pregunta y escucha
Tu hijo no está tratando de engañarte cuando te dice que no puede dormir. Sus miedos, preocupaciones o impedimentos a la hora de conciliar el sueño son reales y es importante que se sienta seguro y escuchado. Con esta información podrás también, junto a ellos, diseñar un plan de acción. Pregúntales qué es lo que les haría sentir más cómodos, más seguros o más a gusto en la cama para poder buscar la forma de aliviar tensiones durante el temido momento.
Se flexible
Es cierto, el cansancio muchas veces puede con nuestros nervios. Pero siendo conscientes de que una actitud positiva frente a lo que nuestros hijos nos cuenten qué les preocupa a la hora de ir a dormir nos puede ayudar a ayudarles. De este modo habremos recorrido gran parte del camino a una noche tranquila para ambos. Los padres deben estar dispuestos a ser algo permisivos y flexibles, pues igual que algunas noches puede ser que los niños se duerman antes por que han tenido una tarde intensa y están cansados otras pueden tener una necesidad afectiva más acentuada o simplemente sentirse más ociosos y querer ver un rato más la tele o pedirte que le leas un capítulo más de su libro favorito. Vale la pena saber dar un poco nuestro brazo a torcer antes de que la insistencia derive en un berrinche.
Luz tenue
Hay que evitar que la luz de la calle entre en la habitación mientras nuestros hijos duermen. Sin embargo una luz tenue si que puede ayudarles a conciliar y mantener un sueño de calidad a la vez que les ayuda a superar su miedo a la oscuridad.
Separación progresiva
Muchos niños sienten la necesidad de dormir junto a sus padres incluso a edades más avanzadas. Esto es normal y regularlo debe ser un proceso adaptativo. Si nuestro hijo sigue reclamando nuestra presencia para poderse dormir, no podemos privarle de ello de un día para otro. Incluso podemos introducir esta separación piadosa en la cotidianidad. Mientras esperamos con ellos a que se duerman, podemos salir de la habitación a “hacer algo” para que nuestros hijos se adapten en pequeñas dosis a estar solos en su entorno. Una buena forma de poner en acción este plan es adelantar la hora de ir a la cama una media hora, e implementar estas pequeñas salidas de la habitación y alargarlas un poco más cada día. De este modo el cálculo de horas de sueño de los niños terminará siendo el adecuado.
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