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El Sonambulismo: causas y consejos básicos

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¿Qué es el sonambulismo?

El sonambulismo es un trastorno del sueño que una persona puede padecer a cualquier edad aunque con mayor prevalencia en la infancia y que disminuye con el paso de los años. No se considera una patología grave y en general no ocasiona problemas de salud. Además, desaparece de forma espontánea, por lo que no requiere tratamiento específico salvo que se dé con demasiada frecuencia.

No ocasiona mayores problemas

Ante un episodio de sonambulismo, lo más sorprendente es que la persona afectada sigue dormida, aunque sea capaz de levantarse de la cama y realizar alguna tarea sencilla. El resto de la familia ya sabe que el sonámbulo se levanta de la cama con los ojos abiertos, desorientado y que sus movimientos son erráticos.
También es consciente de que intentar despertar a quien se encuentre en este estado puede llevar algunos minutos, puesto que este trastorno se desarrolla en la fase sueño más profundo. Aunque la creencia popular afirma que es peligroso despertar a una persona sonámbula, la evidencia científica confirma que no resulta dañino para la salud.
No obstante, los expertos aseguran que lo más recomendable es indicar a la persona sonámbula una serie de instrucciones sencillas de entender y que faciliten la vuelta a la cama para que pueda continuar durmiendo sin peligro.

Etiología o causas del sonambulismo

No existe una causa específica, aunque puede estar asociada a algún déficit de sueño, del reposo o por causas de hiperactividad.

Consejos básicos ante una persona con sonambulismo

Con este fin, es preferible que otra persona le acompañe a la habitación y utilice frases tranquilizadoras, sin recurrir a expresiones bruscas o de queja, como «ya está bien», «todos los días igual», etc. Si se consigue este objetivo, lo normal es que al día siguiente no recuerde nada, por lo que resultará poco efectivo insistir en lo ocurrido.
Esto es muy relevante durante la infancia, periodo durante el que estos casos de sonambulismo deberán ser tratados con la mayor delicadeza, sin recriminaciones ni intentos de convencimiento para que esto no vuelva a suceder.
No obstante, y con el objeto de prevenir cualquier accidente, las ventanas de la casa deben estar cerradas durante las horas de sueño y controlados aquellos objetos que puedan causar daño físico.
Otras prácticas rutinarias, sobre todo en la infancia, pasan por seguir unos hábitos regulares y horarios de sueño estables. Dormir las horas adecuadas (alrededor de ocho) con el mínimo de alteraciones facilita el descanso de los más pequeños, y reduce la probabilidad de que se desarrollen más episodios de sonambulismo.
Evite ingerir alimentos pasadas las 8.00 de la noche (p.m.)
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.
Vía | www.enbuenasmanos.com

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