Cuando hablamos de jazz, hablamos de polaridad. Este género musical, en concreto, es de carácter muy subjetivo: hay quienes lo aman y hay quienes lo detestan. En este artículo, como oda al “Día Internacional del Jazz”, hablaremos sobre este estilo musical, sobre los efectos positivos de escucharlo y sobre cómo puede influir en nuestro descanso.
El jazz como género
El jazz es un estilo musical, originario de los Estados Unidos, que se desarrolló entre finales del siglo XIX y principios del XX. Ha sido descrito como «arte del momento», por su componente improvisatorio y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos y culturas.
Sus raíces residen en la música africana, que fue traída a los Estados Unidos, durante el período de segregación estadounidense. Los esclavos africanos mezclaron sus ritmos y canciones con influencia musical europea, especialmente música clásica y de iglesia, para crear un nuevo estilo de música.
El jazz tomó forma en Nueva Orleans, donde los músicos afroamericanos solían tocar en los barrios pobres de la ciudad. Cuando estos empezaron a viajar por los Estados Unidos y Europa, el jazz se convirtió en un género musical popular en todo el mundo.
Las características principales del jazz son difíciles de definir, por la variabilidad y la versatilidad del género, pero se pueden generalizar en las siguientes:
– Improvisación: Como ya hemos comentado, este estilo se conoce por la improvisación. Los músicos crean la melodía según avanza el espectáculo, lo que convierte cada actuación en única e irrepetible. Es parte de su magia.
– Ritmo: Seguro que te suena la expresión “swing”. Este es el ritmo distintivo del jazz, que se distingue por su sensación de balanceo y por ser muy pegadizo.
– Armonía: Muy compleja y caracterizada por el uso de acordes extendidos y alterados.
– Escalas: Los músicos utilizan una gran variedad de escalas, abarcando escalas de blues y escalas modales.
– Instrumentación: Se usa una amplia variedad de instrumentos: instrumentos de viento (el saxofón y la trompeta), instrumentos de cuerda (el bajo y la guitarra) y batería.
Los beneficios de escuchar jazz
La neurociencia ha demostrado que la música jazz tiene efectos positivos en nuestro cerebro, tanto para quien la escucha como para quien la toca. En resumidas cuentas, este género agudiza la capacidad de concentración, aumenta nuestra creatividad y fortalece rasgos como el liderazgo, la innovación o la capacidad de adaptarnos a situaciones nuevas.
Por otra parte, también tiene la capacidad de disminuir el estrés, bajando nuestros niveles de cortisol. Igual que cuando escuchamos cualquier tipo de música, escuchar jazz aumenta los niveles de oxitocina, hormona del cerebro relacionada con los vínculos y el amor, y los niveles de dopamina, relacionada con las sensaciones placenteras.
Otros estudios probaron que escuchar este género durante 30 minutos, aumenta los niveles de inmunoglobulina, que ayuda al cuerpo a combatir infecciones. Tocar jazz durante esa misma cantidad de tiempo, por otro lado, aumenta los niveles de inmunoglobulina A, también anticuerpos, permaneciendo altos otra media hora.
El doctor Limb y su equipo demostraron que las áreas cerebrales vinculadas a la comunicación se activaban cuando los músicos tocaban jazz. Específicamente, aquellas vinculadas con la sintaxis.
En el plano emocional, los síntomas depresivos de personas que escucharon una hora de jazz al día durante una semana, disminuyeron un 25%. Mermaron un 21% los síntomas de dolor en aquellas personas que padecían dolor crónico. Además, se ha evidenciado que escuchar jazz puede disminuir la duración y la gravedad de una migraña.
El sueño y el jazz
Son abundantes los efectos positivos de este estilo de música en nuestra salud. Como también lo son en nuestro descanso. ¿Qué puede aportar la escucha de jazz a nuestro descanso? Te lo explicamos.
En cuanto a su relación con el sueño, escuchar jazz suave ralentiza la producción de noradrenalina, neurotransmisor que se desencadena en situaciones de estrés, lo que conduce a un sueño placentero. En un estudio, se reveló que los pacientes que escuchan jazz tranquilo después de una operación, necesitan menos medicamentos calmantes.
El jazz, y la música en general, son capaces de eliminar los estímulos externos auditivos que perturban tu sueño. El sonido del jazz reemplazará los ruidos de fondo que pueden llegar a molestarte para que solo te centres en la melodía. Intenta siempre escucharlo sin auriculares (o si los usas, con un volumen bajo).
A la hora de ir a dormir, con tal de sincronizar los latidos de nuestro corazón a la música y así dormir mejor, se recomienda la música con un ritmo de 60 bpm (pulsaciones por minuto) y con ausencia de cambios abruptos. Su versatilidad lo convierte en un estilo que converge muchos subestilos, así que encontraremos un gran abanico de canciones que cumplan estas características.
Ahora que ya conoces todas las ventajas que tiene el jazz sobre tu salud y tu descanso, aprovecha para incorporarlo en tu rutina de sueño. Descubre todo un universo musical inexplorado y conviértete en un amante más del jazz.
En Grupo Todoplano disfrutamos de todos los géneros musicales que hagan de la experiencia de descanso, la más placentera.