Es por todos conocido que uno de los momentos más temidos por los padres primerizos es la hora de poner a dormir a los niños. En sus primeros años es muy común que tengan problemas para conciliar el sueño, haciendo que ponerse a dormir se convierta en una misión pesada y, sobre todo, larga. Por ello, a continuación os detallamos unos consejos que os pueden ayudar y os dejamos un enlace hacia un remedio infalible para que duerman del tirón.
Crear una rutina
Tanto para niños como para adultos, ir a la cama debe convertirse en un proceso que conste de una rutina si queremos conciliar el sueño de manera más rápida. En este sentido, podemos establecer una especie de ritual que repitamos todos las noches para que el niño sea consciente que ha llegado la hora de ir a dormir. En primer lugar, puede resultarnos muy útil fijar una hora para irnos a la cama. Ese es el inicio del proceso, por lo que cuanto más fijo sea, más eficaz será toda la rutina posterior. Ésta puede consistir, por ejemplo, en preparar la ropa del día siguiente, lavarse los dientes, meterse en la cama y leer un cuento.
Si cada noche seguimos estos pasos (o los que hayamos decidido cada uno), prepararemos mentalmente al niño para que coja más rápidamente el sueño.
Hacer ejercicio
¿Cuántas veces hemos escuchado la frase «a este niño nunca se le acaban las pilas»? Los niños son un torbellino de energía y si llegan a la noche sin haberla consumido tardarán más en conciliar el sueño. Por eso es importante que durante el día les mantengamos activos y realicen ejercicio. De esta manera, al llegar la noche sus reservas de energía habrán menguado, estarán más cansados y les resultará más fácil dormirse.
¡Pantallas fuera!
En las horas previas a irse a la cama es altamente aconsejable reducir al máximo el uso de aparatos electrónicos. Éstos emiten luz azul por sus pantallas, el cual provoca un estado de excitación incompatible con la conciliación rápida del sueño. Además, la luz hace que el sistema de los niños se comporte como si fuera de día, evitando la correcta preparación para el descanso. Por este motivo, después de la cena deberíamos realizar actividades más relajadas donde no intervengan este tipo de dispositivos. Una conversación sobre cómo ha ido el día o qué han aprendido en la escuela es mucho más adecuada para entrar en el proceso de irse a la cama.
Cuidar la alimentación
La sabiduría popular también nos puede echar una mano para que los niños consigan dormir más rápidamente. ¿Conocéis el dicho «desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo»? Si atendemos al final del dicho encontraremos un buen consejo. Cena como un mendigo. Las cenas deben ser ligeras, nada copiosas y evitar los alimentos con gran cantidad de azúcar, ya que producen sobreexcitación. Además, no hay que beber en mucha cantidad las últimas horas del día.
Si la cena es ligera, nuestra digestión será más sencilla, lo que nos permitirá conciliar el sueño más rápido y descansar mejor.
Generar un ambiente perfecto
Por último, debemos procurar que los niños duerman en una lugar confortable. Hay que cuidar aspectos como la iluminación, el ruido y la temperatura. Del mismo modo, debemos asegurarnos que hemos elegido el colchón adecuado para su descanso. Y ya sabéis, los mejores los tenemos en Grupo Todoplano.
Somos líderes en descanso porque sabemos que el corazón de nuestras tiendas, es la calidad del sueño de todos nuestros clientes.