Camisetas para dormir

Llega el calor, quitamos la colcha, ajustamos la malla antimosquitos y nos vamos a dormir con el pelo mojado para estar fresquitos y no morir en el intento. Lo que menos nos preocupa en verano es qué pijama nos vamos a poner. Abrimos el cajón, cogemos una camiseta larga y ancha, de algodón y con un estampado simple como el merchandising, y problema resuelto. Llega un punto en el que podríamos llenar una piscina entera con las camisetas que acaban relegadas al banquillo de las “camisetas para dormir”: esas camisetas especiales que nos encanta ponernos para relajarnos y descansar tras un largo día de trabajo.
 

La revelación

No es hasta que hacemos el cambio de la caja de invierno por la de verano hasta que nos damos cuenta de la cordillera de camisetas para dormir que guardamos «por si acaso». Un Primavera Sound, una acampada, una camiseta benéfica, una carrera por la Diagonal, el VinyaRock, merchandising de empresas del motor y demás camisetas con estampados friquis, de recuerdo, pintadas a mano, do it yourself y lo que se nos pueda ocurrir. Si en verano hay 100 noches más o menos, podríamos decir que tenemos una para cada noche, sin repetir y de una gama cromática completa.
 

El estancamiento: Diógenes

Sabemos que no son lo más bonito del mundo, sabemos que no nos gusta demasiado el diseño, pero aún así, no nos atrevemos a tirarlas a la basura. Se convierten en nuestro amuleto de la suerte, en recuerdos y en un peluche casi. Sin embargo, ¿qué necesidad hay de tirarlas, si nos aportan descanso, comodidad y nos traen olores, caras y paisajes increíbles con los que irnos a dormir acompañados?
 

Larga vida a las camisetas

En Grupo Todoplano también nos pasa. Nos encanta descansar, y si es con la ropa más cómoda que tenemos en el armario, mejor.